Después de la operación, me siento muy bien, soy libre de tracoma
En las montañas de Guineales, Sololá, Manuela Suy Yac, de 66 años, disfruta de una nueva luz en su vida. Durante años, el tracoma le arrebató su independencia, sumiéndola en dolor y frustración. Su visión empeoraba, afectando su vida diaria. "No podía hacer cosas en casa. Necesitaba una operación", recuerda. Sus ojos ardían, las lágrimas no cesaban y la sensación de arenilla en los párpados hacía de cada día un tormento.
Todo cambió con las jornadas quirúrgicas óculo-plásticas del Ministerio de Salud Pública, la OPS/OMS y el Gobierno de Canadá. Gracias a la cirugía, Manuela no solo recuperó la vista, sino también su independencia. "Después de la operación, me siento muy bien. Antes tenía mucho dolor, pero ahora estoy agradecida", expresa con emoción.
El tracoma, vinculado a la falta de agua potable y saneamiento, está cerca de ser eliminado en Guatemala. Estas intervenciones no solo devuelven la vista, sino también la esperanza. La historia de Manuela es un testimonio de lucha y transformación.
"Soy libre de tracoma", dice con una sonrisa, reflejando el triunfo de toda una comunidad.
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